(1932)
EL ACADÉMICO DE LA LENGUA Se nutrió de los grandes y destacados valores nacionales del humorismo de los años 40-50 y luego se transformó en empresario y dueño de su propia compañía de revistas, donde dio empleo a una vasta gama de actores cómicos y vedettes, haciendo giras por todo Chile y manteniendo en alto […]
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Se nutrió de los grandes y destacados valores nacionales del humorismo de los años 40-50 y luego se transformó en empresario y dueño de su propia compañía de revistas, donde dio empleo a una vasta gama de actores cómicos y vedettes, haciendo giras por todo Chile y manteniendo en alto el espíritu de la comedia revisteril. Comenzó como actor serio en el Teatro del Pueblo, en la calle Cóndor con San Diego, luego en el Conjunto Victoria de Esther Walters. Fue recitador y animador de espectáculos. Se convirtió en actor cómico, trabajando en circos como payaso y como señor Corales. Ingresó al mundo del humor revisteril en la compañía de Videla Carvallo. Luego Enrique Venturino lo llama para formar la Compañía Chilena de Revistas Cóndor.
A los 24 años reemplaza a Sergio Feito en el Picaresque, donde se quedó actuando por más de dos décadas, hasta que se independizó y se hizo empresario. Con su carpa del humor recorrió Chile y actuó en los principales teatros del país y programas de televisión. Se hizo conocido con el apodo de “el académico de la lengua” por usar garabatos, cosa poco usual en la década de los 60s. Por sus compañías han pasado decenas de nombres importantes del humorismo nacional como; Carlos Helo, Gilberto Guzmán, Eduardo Thompson, Chicho Azúa, Helvecia Vera, Eduardo Aránguiz, Jorge Franco, Guillermo Bruce, Mino Valdés, Ernesto Ruiz, Pepe Tapia, Chucho Monsalves, entre otros. Entre los artistas internacionales trajo a Chile a Mario Clavel, Alberto Podestá, Argentino Ledesma, y entre las vedettes, a Moria Casán, Beatriz Alegret y Nanci Guerrero. Vilches creó Acocha (Asociación de Cómicos de Chile y América). Era una asociación de más de 80 cómicos que se reunía en Recoleta durante los años de gloria del Picaresque. Ahí instauró un premio, el Chaplin de Oro, que se entregó como reconocimiento en vida a grandes humoristas, como Eugenio Retes, Pepe Rojas, Eduardo de Calixto, Jorge Porcel, Juan Verdaguer, el Jappening con Ja y muchos más.