El Circo

El círculo alrededor del cual el público se contagia con la magia del espectáculo del humor.

Ojalá se comportaran alguna vez como un payaso

Coco Legrand fue homenajeado por Los Tachuela en plena función del circo.

Como cada tarde, el espectáculo exhibía las increíbles habilidades de trapecistas y malabaristas iluminados por una cascada de luces que daban realce a sus capacidades gimnásticas y acrobáticas, deslumbrando por igual a grandes y chicos. De pronto uno de los miembros de Los Tachuela interrumpió su rutina, tomó el micrófono y se dirigió al público asistente: “Esta es una función muy especial” – dijo – “porque hoy tengo el privilegio, la humildad de reconocer a uno de los grandes bufones, payasos, humoristas y monologuistas. Quiero que el público se ponga de pie porque vamos a saludar al gran Coco Legrand, que hoy está presente aquí entre nosotros”.

En medio de los aplausos Legrand se refirió a la importancia que revestía el circo para él, pues había ejercido grandes influencias en el desarrollo de su oficio. Y dijo que: “Me duele mucho cuando hay gente que dice: ‘Yo no soy ningún payaso’, ojalá que alguno de esos tipos con voz engolada reconocieran al menos por tres minutos de su vida la labor de un payaso” y agregó: “El payaso representa al niño”. Todo el público ovacionó largamente su intervención. “Somos los únicos seres del planeta que podemos reír y hacer reír. La risa es un regalo divino”, concluyó.

Circo chileno oficialmente reconocido

Es tan claro que la actividad circense nos pertenece como un valioso acervo, que el 10 de abril de 2019 el Estado reconoció de manera oficial al Circo Tradicional en Chile, al ser ingresado en el Registro de Patrimonio Cultural Inmaterial, a partir de una solicitud realizada por 617 artistas.

-No hay nada igual a la ternura y emoción que el circo brinda al corazón, la mágica alegría que nunca más se olvida -cantaba Mario Clavel, el llamado “chansonnier” de América, anunciando melódicamente “va a comenzar la función”.

Valientes trapecistas, malabaristas con habilidades extraordinarias, personajes sobre zancos, tragafuegos, motociclistas, mimos, hombres balas, forzudos, mujeres barbudas, ventrílocuos, animales amaestrados, enanos, payasos de colorido ropaje y maquillaje que se golpean, se apalean, se patean y la gente ríe a carcajadas… No puede faltar la belleza femenina encarnada en la contorsionista o en la joven que acompaña al mago mientras muestra sus trucos a la muchedumbre que repleta las enormes carpas que ofrecen un mundo de fantasía, un espacio encantado y sorprendente para compartir en familia. Bajo esas carpas lo increíble se hace realidad, en un espectáculo que atrae a grandes y a pequeños.

El circo, un espacio mágico donde lo increíble se hace realidad

De que el circo forma parte de nuestra más querida y benévola historia no cabe duda. ¿Qué persona mayor de 30 años no recuerda con nostalgia esos veraneos en la playa o en el barrio, donde con la llegada de la primavera aparecían grandes carteles y camiones con parlantes avisando que el fin de semana siguiente llegarían las multicolores carpas del circo?

De inmediato, los más chicos entusiasmaban a sus padres y contaban las horas para asistir a la primera presentación de ese mágico espectáculo lleno de color, risas, emoción y adrenalina. Esta última aparecía cuando los trapecistas se balanceaban sobre el vacío en arriesgadas piruetas que dejaban al público en ascuas o el domador del león entraba en su jaula mientras el felino gruñía antes de ser tranquilizado por el hombre…

Tres Siglos de Vida

El circo es el espectáculo más antiguo del mundo, porque algunas de sus artes se practicaban hace tres mil años en China, Grecia, India y Egipto, donde ya había malabaristas, contorsionistas y equilibristas que convertían sus actividades artísticas en un estilo de vida. La palabra proviene del latín circus -círculo o redondel- y fue utilizado por primera vez en 1782 cuando Charles Hughes inauguró el “Royal Circus”

Las actividades circenses violentas fueron características del coliseo del Imperio Romano para diversión del emperador, los senadores y otros personajes importantes que disfrutaban las luchas de gladiadores, las competiciones ecuestres y de carros… Más adelante, se montó el macabro espectáculo de cristianos devorados por leones. En todas estas funciones la sangre corría en abundancia…

Con los primeros viajes al Nuevo Mundo se vio que entre los aztecas también había acróbatas especializados en realizar malabarismos con los pies y los shoshoni del sur de California practicaban carreras de velocidad mientras manipulaban tres pelotas.

Carpas en Londres y París

En el siglo XVIII comenzó a nacer el circo moderno cuando un ex sargento mayor de la caballería inglesa, Philip Astley, abrió en Londres un anfiteatro con su nombre. Allí se dieron funciones hípicas a imitación de las romanas y posteriormente se agregaron saltarines, acróbatas y un bufón que deleitaba al público con farsas y pantomimas.

En 1772 Astley llevó su espectáculo a París e introdujo el circo en Europa continental. A él se le debe el establecimiento de circos permanentes en varios países europeos.

La carpa comenzó a ser utilizada aproximadamente en 1820, donde actuaban payasos más modernos, cuyo ancestro fue el bufón, quien en la antigüedad actuaba en las cortes vestido de arlequín, divirtiendo a faraones, emperadores y reyes con piruetas, porrazos y todo tipo de jocosas improvisaciones. Se dice que el primer payaso moderno fue un mimo inglés llamado “Grimaldi”, muy famoso en el siglo XIX.

La identidad propia del circo chileno

El circo chileno tiene una identidad propia, con técnicas, prácticas, conocimientos y tradiciones familares que han sido transmitidos de generación en generación en los más de 200 años que lleva en el país. Es un modo de vida que forma parte de la cotidianeidad. Los artistas circenses están marcados por la itinerancia permanente: viven en carpas o en casas rodantes que trasladan de un lugar a otro con sus espectáculos, tal como a menudo lo hemos visto en películas y series.

“El Circo de las Montini”, con Delfina Guzmán y un gran elenco, fue una de las teleseries chilenas que más éxito tuvo en la televisión. Allí se pudo apreciar la forma en que viven quienes forman parte del circo tradicional. Un estilo diferente al del resto de las personas, marcado por un sentido de pertenencia y solidaridad, como también con los típicos “recovecos” de la convivencia estrecha.

Equilibrismo Bajo Los Sauces

En 1888 los artistas circenses chilenos ofrecían funciones de títeres y eran llamados volantines o titiriteros. Llegaban a los pueblos, fundos y caseríos a instalar su ruedo bajo un sauce o una higuera, que se usaba para colgar un trapecio o alguna otra variante de los actos de altura. Como no había butacas, los asistentes traían su propia silla y lámparas para alumbrar. Luego, los dueños de los circos confeccionaron pequeñas carpas con bolsas de harina que curiosamente mantenían estampados los nombres de los molinos.

Los circos se trasladaban en carretas de bueyes o tiradas por caballos y disponían de pocos implementos. Mujeres y niños se acomodaban sobre la carga y los hombres iban a pie. Luego aparecieron los primeros “empresarios”. Famosas familias en el gremio circense fueron Los Maluenda, los hermanos Milla, los Beltrán, los Salazar, los Farfán, los Castro y los Corales, entre muchos otros.

El Señor Corales

Juan Corales inmortalizó su apellido y lo legó al circo nacional. Fue un famoso maestro de ceremonias, cuya frase de presentación ¡¡señor Corales!! se grabó en el inconsciente popular. Como todo sobresaliente maestro de ceremonias, don Juan era locuaz, de imponente presencia y se encargaba de que el espectáculo saliera perfecto.

En la actualidad a este personaje se lo conoce como director de pista y su principal misión es provocar a los espectadores para mantenerlos interesados, comentando las proezas de los artistas. Además, interactúa con los payasos en sus humoradas, mediante intercambios jocosos. Es un excelente “partner” al cual los payasos saludan con un “¿como está señor Corales?” Esta frase fue usada por la revista Condorito en los chistes ambientados en un circo, lo que hizo aún más famoso el nombre de don Juan.

La Dinastía de Los Tachuela

A los 10 años Agustín Maluenda y su hermano Joaquín dieron vida a Tachuela Chico y Tachuela Grande, creando una de las dinastías circenses más importantes de Latinoamérica. El año 2011 al regresar su hijo “Pastelito” de Estados Unidos, Agustín crea su propio circo y Joaquín sigue por su lado, sintiendo el orgullo de ser uno de los gestores de haber erradicado la frase “la pobre gente de circo”.

-Hace 15 años se hablaba así -asegura-, pero hoy vamos al circo más pequeño y todos tienen su casilla, su camioneta, su auto… Muchos creen que solo trabajamos en septiembre, que los niños no estudian, que no tenemos baño y es todo lo contrario, sólo paramos en junio para las vacaciones. Agustín ya lleva siete años con el circo propio y cuando tiene un espacio que no va a ocupar por todo el tiempo que lo arrienda me llama y me lo cede y yo hago lo mismo y nos vamos rotando de ciudad.

Tachuela Grande asegura que “la vida del circo es un mundo mágico donde todos son importantes”.

-Uno busca a la primera figura en la pista para aplaudirla, pero la persona que está limpiando los baños es tan importante como ella -enfatiza-. Todos son necesarios, pero nadie es imprescindible, unos salen, otros entran. La vida del circo empieza y termina tarde, cada uno hace su trabajo porque el circo no son sólo los artistas, hay obreros, capataces, publicistas. Las mujeres tienen un rol fundamental, porque se preocupan de los niños, de llevarlos al colegio, que hagan las tareas y en la noche están en la pista, listas para sus presentaciones, o en alguna área del circo cumpliendo una función.

Circenses Chilenos Exitosos en el Mundo

La familia Farfán y Juan Corales fueron los primeros en presentar a los artistas en un circo grande, que transcurría bajo enormes carpas que acogían a más de 300 personas. Ellos abrieron el camino para que el resto de los empresarios del rubro crecieran, porque a esas alturas había excelentes artistas, trapecistas, equilibristas, saltadores y acróbatas.

En la segunda década del Siglo XX el circo nacional estaba muy profesionalizado y los mejores payasos surgieron en esa época. Los Farfán montaron un acto de trapecios volantes y viajaron por toda América, trabajando incluso en el “Ringlin Brother and Barnum and Veily”, el circo más grande del mundo ubicado en Estados Unidos, donde se radicaron.

Los Hermanos Cáceres y los Cárdenas actuaron por toda Sudamérica entre 1960 y 1980. Cuatro jóvenes artistas de la nueva generación de los Cárdenas se han presentado en Japón y otros fueron a Europa. Los Hermanos Luis y Moisés, descendientes de los antiguos Milla, recorrieron entre 1977 y 1985 varios países de Sudamérica, Centroamérica y México. Posteriormente vivieron en Brasil durante catorce años, donde fueron contratados por el Circo Tihany, uno de los más grandes y prestigiosos del mundo que recorre toda Latinoamérica. En el año 2000 actuaron en Irlanda, Alemania, Italia y en el exclusivo Dubai.

Las Águilas Humanas

Don Enrique Venturino, hijo de emigrante italiano y exitoso empresario en Chile partió en una compañía de artistas circenses del teatro Balmaceda, para luego trasladarse a la calle San Diego en una sala frente al Teatro Caupolicán que posteriormente arrendó y más tarde compró. En 1942 estrenó su propio circo y lo hizo a lo grande, como los artistas europeos que visitaban Chile en ese momento.

En sus comienzos, Venturino efectuaba sus giras por el país en tren hasta que en 1950 compró una flota de cinco camiones que se caracterizaban por llevar dibujados en su capot la cara de un payaso.

-Gran Circo Las Águilas Humanas -transmitían los parlantes de propaganda callejera-. El único motorizado.

Las Águilas Humanas, que contaba con un multifacético zoológico ambulante de elefantes, leones, tigres, camellos y caballos, reinaron por 40 años. Venturino traía todos los años diferentes atracciones de Estados Unidos. Focas provenientes de Miami y chimpancés motonetistas se unían a la fauna que causaba sensación cuando salía a la pista comandada por el domador alemán Frank Marek, que llegó a Chile en un circo argentino y se radicó definitivamente en el país.

El Gran Tony Caluga

Abraham Lillo Machuca, más conocido como Tony Caluga, nació en Antofagasta en 1916 y con solo nueve años se lanzó a la vida artística viajando a Santiago, donde cantaba en calles y locales. Su encanto y su carisma lo fueron haciendo famoso y fue así como a los 15 años se integró al circo “Las Águilas Humanas”, donde su nombre se convirtió en leyenda, alcanzando renombre internacional.

En 1941 comenzó a dictar clases de payaso en el Teatro Caupolicán y se convirtió en número fijo de dicho recinto donde su fama creció, hasta permitirle instalarse con su propia carpa detrás del Hospital San Borja, donde con Teresa San Martín, su mujer, formó una de las familias circenses de mayor trayectoria en el país.

Abraham era súper creativo y tenía un estilo propio, inigualable, alejada de los prototipos, tanto en los colores vistosos de su ropaje como en su maquillaje, peluca anaranjada y desempeño, lo que lo convirtió en un símbolo de la chilenidad y un ejemplo a seguir por otros artistas.

Abraham Lillo murió en 1997, a los 81 años, y hoy existe un monolito que lo recuerda en Alameda esquina General Velásquez, lugar tradicional para las carpas de los circos durante el mes de septiembre. Su hijo y sus nietos del “Clan Caluga” han triunfado en escenarios latinoamericanos con un humor que ellos asemejan al de Chaplín.

El Circo en La Televisión

En 1969, Televisión Nacional comenzó sus transmisiones y puso en pantalla un programa semanal realizado íntegramente por artistas de circo. Se llamó “Tele Mini Mundo” y fue muy popular. Se realizaba en un set con graderías, público, la típica entrada por donde aparecen los artistas, la “glorieta” o “coreto” y por supuesto la pista. Contaba con su respectivo maestro de ceremonias y todas las semanas se presentaba un show distinto.

Los más exitosos fueron los payasos “Cuchara”, “Chirola” y “Copucha”, quienes siguieron actuando en “Sacapuntas” de Canal 13, luego con el Profesor Rosa, en Sábados Gigantes de Don Francisco, y en presentaciones esporádicas en otros programas de TV.

Lo más reciente en la pantalla chica fue “Circo de estrellas”, adaptado para Chile de la cadena australiana Nine Network y emitido por TVN. Además, se transmitió un programa especial denominado “Circo detrás de la Magia”, donde participaban celebridades que ensayaban con un profesor asignado durante un mes para esta especie de serie documental. Posteriormente eran observados y evaluados por jueces que elegían al o a la mejor participante. En enero de 2010 se anunció en la prensa nacional que Rafael Araneda y Karen Doggenweiler estarían a cargo de la conducción.

Circos Tradicionales y Contemporáneos

Según la Investigación Campo del Arte Circense de 2013, hoy en día es posible reconocer en Chile dos manifestaciones de carácter circense.

-De un lado -advierten-, el circo tradicional, compuesto por clanes familiares que desde hace varias generaciones se mueven a lo largo del país trasladando sus grandes carpas. Y por otra parte, el denominado “circo contemporáneo”, integrado por artistas jóvenes que realizan una fusión entre técnicas extraídas de artes escénicas, como el teatro o la danza, y elementos tradicionales.

El circo contemporáneo constituye una experiencia nueva, mientras en otros países, como Francia, se trata de un fenómeno con más de tres décadas de existencia. Actualmente pueden reconocerse, a grandes rasgos, la convivencia de dos manifestaciones circenses: el circo tradicional y el circo contemporáneo, cada una con un carácter y público propios.

El Circo de un Turista Espacial

Un famoso y excelente representante de todos los estilos es el Cirque du Solei de Francia, creado por Guy Laliberté en septiembre de 1959. Este empresario, filántropo, jugador de póquer y turista espacial del Soyuz TMA-14 y Soyuz TMA-16 es el fundador y actual director ejecutivo del Cirque du Soleil, donde confluyen todos los estilos circenses del mundo, empleando alrededor de 4900 personas en varios países.

En la actualidad, a pesar de las restricciones que impuso la pandemia, hay varios grupos juveniles de artistas circenses chilenos contemporáneos, entre los cuales hay estudiantes de danza, teatro y artes escénicas, que están proyectando giras por Latinoamérica para perfeccionarse y compartir con otros grupos circenses nuevas experiencias… y el circo tradicional sigue vigente…